lunes, 4 de marzo de 2013

Mi vuelta del País de Nunca Jamás

Mi vuelta del País de Nunca Jamás


Durante mi infancia y mi adolescencia inyectaron en mi cerebro y mi corazón muchos sentimientos altruistas. Aprendí sobre patrio-tismo, decencia, responsabilidad, honradez, empeño, tenacidad, aprendí el Preámbulo y el artículo 14 de la Constitución de 1853, de memoria, porque ahí estaba la perfección cívica expresada con sabiduría y exactitud.

No me dí cuenta que eso era un cuento de hadas para niños y ton-tos.

No me dí cuenta que era un Peter Pan entre otros Peter Pan.

Con la madurez fui perdiendo esas imágenes fabulosas, como había dejado de creer en los Reyes Magos y Santa Claus, tiempo atrás.

Fui descubriendo los pies de barro en muchos héroes de bronce, de a poco, paulatinamente, casi sin darme cuenta.

Hoy, con mucho camino recorrido en la ruta hacia mis vacacio-nes, veo horrorizada, que la verdadera vida es la historia que cuenta Cambalache. Veo con asombro como no hay pureza ni honradez en nada.

Si roba el de arriba…¿por qué no va a robar el de abajo?

Si miente el de arriba …¿por qué no va a mentir el de abajo?

Si el de arriba destruye qué voluntad tendrá el de abajo para cons-truir?...

Aunque no lo crean no estoy enojada, estoy inmensamente triste porque he despertado en un mundo de atropello, donde luchan to-dos contra todos, ya no por mejorar, sino por poseer bienes y dis-tinciones, pero por sobre todo poseer PODER.

Cuando el Poder es la meta, no se mira los medios usados, no se mira hacia abajo, porque la vista está adelante y arriba, y no se puede ver lo que se pisotea para alcanzar la meta buscada.

1 comentario:

  1. Que hermoso lo que escribiste Maria Ester, cuanta razón en tus palabras. Me emocionó...

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