domingo, 10 de marzo de 2013

Esto no es el Paraíso




Cuando una sociedad se ve amenazada por un peligro todos tratan de conjurarlo. Difieren los métodos, difieren las opiniones, pero concuerda la necesidad.

En cada presentación pública que hace la Biblioteca Madero se hace mención al acervo cultural tradicional de San Fernando.

A ese sector de la cultura pertenecen los escritores, pero todavía no he escuchado una declaración de ellos, individual o corporativa, defendiendo la Casa de los Libros, en la que seguramente, les gustaría que estuvieran los suyos.

Se hace hincapié en la cantidad de Talleres que cobija la Biblioteca, algunos expulsados del Ombú y otros propios, pero no he visto a esos profesores, supuestamente “agradecidos”,hacer algo por apoyar al árbol que les da los frutos cotidianos.

¿Será que creen que todavía están en el Paraíso, y que todo viene sin esfuerzo y porque tenemos derechos sin obligaciones?

Si no están de acuerdo con los métodos usen otros, pero hagan algo, porque no estamos en el Paraíso y algún día vendrán por ustedes.

lunes, 4 de marzo de 2013

Mi vuelta del País de Nunca Jamás

Mi vuelta del País de Nunca Jamás


Durante mi infancia y mi adolescencia inyectaron en mi cerebro y mi corazón muchos sentimientos altruistas. Aprendí sobre patrio-tismo, decencia, responsabilidad, honradez, empeño, tenacidad, aprendí el Preámbulo y el artículo 14 de la Constitución de 1853, de memoria, porque ahí estaba la perfección cívica expresada con sabiduría y exactitud.

No me dí cuenta que eso era un cuento de hadas para niños y ton-tos.

No me dí cuenta que era un Peter Pan entre otros Peter Pan.

Con la madurez fui perdiendo esas imágenes fabulosas, como había dejado de creer en los Reyes Magos y Santa Claus, tiempo atrás.

Fui descubriendo los pies de barro en muchos héroes de bronce, de a poco, paulatinamente, casi sin darme cuenta.

Hoy, con mucho camino recorrido en la ruta hacia mis vacacio-nes, veo horrorizada, que la verdadera vida es la historia que cuenta Cambalache. Veo con asombro como no hay pureza ni honradez en nada.

Si roba el de arriba…¿por qué no va a robar el de abajo?

Si miente el de arriba …¿por qué no va a mentir el de abajo?

Si el de arriba destruye qué voluntad tendrá el de abajo para cons-truir?...

Aunque no lo crean no estoy enojada, estoy inmensamente triste porque he despertado en un mundo de atropello, donde luchan to-dos contra todos, ya no por mejorar, sino por poseer bienes y dis-tinciones, pero por sobre todo poseer PODER.

Cuando el Poder es la meta, no se mira los medios usados, no se mira hacia abajo, porque la vista está adelante y arriba, y no se puede ver lo que se pisotea para alcanzar la meta buscada.

domingo, 3 de marzo de 2013

Banco Pelay

En este valle de lágrimas



El mecanismo que originan los capítulos de mis libros, es en sí extraño y cambiante.

De tanto en tanto entra en actividad lo que yo llamo mi duende travieso y una frase o una palabra, se enciende como un letrero de neón.

Anoto eso que en el momento no tiene sentido lógico y empieza a dar vueltas en mi cabeza hasta que el sentido aparece y el tema adquiere vida y las neuronas se ponen en movimiento.

Todo cobra significado y tiene razón de ser.

Días pasados conversaba con una persona, respecto de la alegría que es vivir, más allá de sinsabores y penas, ya que el saldo es siempre favora-ble. Yo pienso así y no es porque nunca me haya pasado nada malo, pero siempre “que llovió, paró”.

Como mi físico está menos trabajador que mi cabeza, cada tanto tengo que hacer pausas, sentarme unos minutos, tomar respiro antes de conti-nuar.

En esos minutos de descanso y relax cuando la mente vaga sin sentido, recordaba lo conversado un rato atrás sobre la vida, cuando un pensa-miento suelto y descolocado salto en mi mente. Ese pensamiento fue la frase “en este valle de lágrimas”.

Ahí empezó todo.

¿Dónde había escuchado o leído eso?

¿Qué significado tenía?

Estaba segura  de que eso lo repetí en algún momento, pero no podía re-cordar dónde ni porqué.

Después de mucha cavilación conseguí relacionarlo con alguna oración olvidada hacía tiempo, pero…¿ cuál?

Revisando papeles y libros, amarillos de tiempo y abandono, por fin la encontré.

Era el Salve, una oración de ruego a la Virgen María.

Me puse a leerla y analizarla y saltaron conceptos que repetimos sin saber el sentido y sin analizar si son ciertos o no, y si condicen con nuestras convicciones. Forman parte de los sonsonetes que son verdaderos lavados de cerebro, que escribieron algunos santos eruditos fabricantes de doctrinas y dogmas.

El párrafo dice textualmente:

“A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas”…

En primer lugar somos los desterrados hijos de Eva. ¡Otra vez con la pobre Eva!...

De Adán, el Varón, nadie dice nada, y no lo hace, porque la mujer, para la Iglesia es inferior y culpable de todos los males, los pecados y los errores cometidos desde la Creación.

Si existieron esos dos seres, si existió el Paraíso, si es cierto lo de la serpiente y lo del árbol del bien y del mal, que algunos identifican con un manzano, porque Adán comió la manzana, incitado por Eva, seducida a hacerlo por la serpiente ( símbolo del mal) …¿ por qué toda la culpa fue de Eva? ¿Acaso Adán era ya un marido manejado? ¿Es cierto que los maridos se dejan manejar, o son los que mandan machistamente en la casa?

Como verán, sin querer surgieron cuestiones  colaterales.

La verdad de la historia es que para la Iglesia, con excepción de la Virgen María y de las Santas (que mientras estuvieron vivas no fueron reconocidas ni con cargos ni con honores), las mujeres valemos muy poco. Hasta las que siguieron a Jesús, que no fueron pocas, no se mencionan en las escrituras y cuando aparece alguna, era prostituta o adúltera. Hombres adúlteros no había (los que hay ahora gozan de prestigio porque son "pioas").

En cuanto al valle de lágrimas que es el motivo que nos preocupa, mejor dicho que me preocupa, tampoco estoy de acuerdo. En realidad se habrán dado cuenta de un pequeño detalle, ¡soy una protestona!

Yo no considero a la vida terrena como un valle de lágrimas aunque muchas veces lloré por circunstancias tristes o traumáticas.

La vida tiene muchas cosas para que estemos felices, ya que la felicidad es la suma de momentos gratos y no un estado continuo de alegría.

Si esto último fuera así, terminaríamos hastiados de reír y todo sería de una monotonía demoledora.

No tendríamos el placer de buscar el goce y todo caería del cielo sin esfuerzo. Todos sabemos que lo que no cuesta no vale.

El famoso destierro fue un favor y no un castigo, ya que estaríamos todavía abriendo la boca para que la comida nos caiga en ella y no moveíamos un dedo para mejorar una situación que supondríamos perfecta.

Seríamos como nuestras mascotas son, sólo moveríamos la cola para que todo se nos diera sin esfuerzo.

Pienso que a mí no me hubiera gustado eso, pero claro está, si estuviera en el Paraíso no estaría haciendo estas reflexiones.

Yo estoy contenta con este destierro a tal punto que no tengo ningún apuro para abandonarlo y partir con rumbo incierto.

Si la reencarnación, en la que creo, fuera cierta, estaría apurada por volver.

Dejemos de propiciar el llanto como algo que no podemos evitar.

Está bueno llorar de vez en cuando pero no como hábito

Todas las penalidades tienen solución con la ayuda de Dios y nuestro trabajo y empeño.

Dios nos ama y no puede estar feliz con que lloremos en “este valle de lágrimas”, pero tampoco debe considerarnos minusválidos e incapaces y sobretodo no debe gustarle mucho que no hagamos el menor esfuerzo para solucionar los problemas y seamos unos vagos eternos.

Como siempre, les diré un refrán:

“Ayúdate y Dios te ayudará.

En lo personal, estoy tan ocupada en crear el Paraíso en la tierra, que no tengo tiempo para añorar el mítico Paraíso Perdido. Además, si obser-vamos las maravillas que la naturaleza nos brinda a cada paso, ríos, montañas, cascadas, glaciares, llanuras, vegetación, flores y animales… ¿Podemos estar seguros que fuimos expulsados del Paraíso?

Queridos compañeros de viaje miren a este valle como un “valle de alegría” y dejarán de llorar sin razón.



MI POESÍA

MI POESIA
Cuando estoy triste

Elijo escribir mi poesía,

Porque en ella reflejo

Lo que nunca diría.

Ella tiene su vida,

su voz, su melodía

y no acepta mordazas

al desnudar mi vida.



La prosa representa

todo mi pensamiento.

La poesía es aquello

que con más fuerza siento.

Recónditos secretos

se escapan en los versos,

ausencias imborrables

y furtivos encuentros.



No puedo dominarla

Ella a decir me obliga

lo que en lo más profundo

representa mi vida.

Con ella no hay pudores,

las verdades se escapan

y los odios y amores

con ella me delatan.



Yo no lo busco al verso

él me llama y me atrapa

y a veces él me obliga

con su rima y su metro

a desnudar mi alma.


Cuando estoy triste

elijo escribir mi poesía,

tal vez por eso tiene

tanta melancolía.