Errores y Aciertos
Cuando en la actividad de una persona, sea ésta la que sea, científico o plomero, maestro u operario, sacerdote o político, los hechos se suceden con fluidez, y el camino se pavimenta de éxitos y fracasos alternadamente, uno piensa en la falibilidad humana y entiende que esa persona es falible como lo somos todos.
Cuando los errores son la tónica y los aciertos inexistentes, debemos pensar, sin lugar a dudas, que esa persona es un inepto.
Esta situación es de ficción, pero al que le quepa el sayo que se lo ponga.
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